Lo tenía, ella sentía atracción. La manera en que se logra pareciera misteriosa, pero no ya que es un proceso casi metodológico para atraer. Quienes lo conocen se les suele llamar, populares o quizá hasta mujeriegos. Probablemente, lo sean y si no, saben que pueden. Esto no excluye a las mujeres, puesto ellas también lo pueden hacer. La pregunta es: ¿Cómo?
El problema comienza cuando una mujer trata de ser conquistada por un hombre que le besa los pies. La mujer sabe que a ella, él le conviene, pero no siente atracción hacia él. Todo esto sucede a niveles concientes e inconcientes.
Entonces, lo más común es que una mujer lo acepte por que sabe que él es un amor y daría todo por ella. Puede que por el contrario, quedarse con un hombre porque siente mucha atracción sin importarle que el hombre no sea lo que ella requiere para mantener una vida estable, es decir, le gusta ser picaflor.
Un hombre por el contrario, busca una mujer concientemente que sea adecuada para cuidar sus hijos, pero desea a la mujer imposible. Aquella con laureles y hombres adorándola aunque ella pudiere ser infiel. El problema es que se nos ha enseñado que esa condición de sumisos es lo que nos va a hacer conquistar a la persona de nuestros sueños.
Me tardé un buen tiempo en entender que esos patrones era simplemente eso, nada más.
Ahora, veía como una cosa el no dejarse caer en los juegos de las mujeres donde te prueban hasta donde te dejes, es decir tenerme y tenerle respeto, y otra cosa era el patrón.
Cuando uno crece más que el otro, empieza a perderse la comunicación y todo se vuelve monótono. Cosa que podría no ser, pero una vida sin amor profundo… Es una vida vacía.
Total, ella tomó su bolso y sacó una hoja de papel, y escribió algo. Una vez terminado me dijo:
—Aquí esta mi teléfono con mi correo electrónico, y en éste, no hay nada. Ahora, yo no creo en el destino, ni casualidades sólo creo en causalidades. Por eso, te daré solo uno de estos papeles. Sin importar, si es cuestión del destino hablar o no, la consecuencias las elijo yo. Y te daré la opción de ser parte de ella. Así que toma uno.
No tenía mucha opción. Así que tomé el papel de su lado izquierdo. Y antes de que la abriera me dijo:
—No lo abras. Me voy a marchar. Una vez que no este presente te darás cuenta si esta destinado o causado el hecho de hablar conmigo alguna otra vez.
Ella de esas niñas, las que conquistan hasta lo más fondo de tu alma porque sabía jugar y no sólo eso, con su mirada mataba de amor.
No lo quería admitir, pero empezaba a torturarme el pensamiento. Me estaba condenando a mi mismo simplemente al seguir hablándole. Lo sabía, y cómo me estaba gustando dejarme entretejer por su coqueteo sutil.
Ese podía ser el último día en que la vería. Posiblemente pude detenme y dejar de hablarle antes de escucharla a través de sus ojos, pero no lo hice porque había algo más que me llamaba a ella. Nunca sabré que fue. Me quedé estupefacto mientras la veía marcharse.
Trataba de usar mis fuerzas para alcanzarla, pero lo único que hice fue abrir el papel doblado para ver que estaba en blanco.
No podía ser. La estaba perdiendo sin conocerla, es parecido a un sueño sin principio o final ya que está condenado al olvido.

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