lanotaexaltada

La nota exaltada

Milagro sellado

Escuchando como suena la primavera
después del viento,
vi, conocí,
Lo que las palabras dejan de decir.

Tiene el tiempo
una manera particular
de hablar,
De hechizar.

Fabricando en nosotros
Lo que se le ocurre.
Dejándose caer del rosal,
un pétalo desciende sin dueño
Hasta el corazón desengañado al fin.

¿Quieres conocer a mi alma perdida?
Abriendo los ojos dolidos,
Tengo otra vez en mi corazón
los latidos atravesándose con mi anochecer
Tengo miedo de la noche absorbente.
El milagro sellado,
No dice, sólo expresa,
Lo que se canta a media luz.

A veces, me siento perdida,
pensando, recordando,
los latidos del alma,
Esa que se transforma en una.

No hay fin,
si no hay comienzo,
No hay lucha,
si no hay paz,
¿Encontraré contigo el principio de mi alma?
¿Talvez el fin?
No importa, si es ahora nuestro querer
Vivido en un milagro sellado.


Entre tanto,
no recibía respuesta,
no entendía la razón,
si ella había confesado ese amor,
Tiempo atrás.

Pero, palabras son,
picadas mueren,
Picadas duermen.

Mi vino tinto

Silvestre mi mirar,
Descendiente de la espesura de la noche,
Simiente mi amar,
Convenciéndote de la vida,
Mi vino tinto,
con etilo lujuriante,
Sin ti.

Locuacidad penetra mis neuronas,
ellas hablando el lenguaje de mi piel
Confiesan el delirio por ese etilo.

Responde, si los bastones
bailan al compás
De tu cuerpo enajenado.
Pregunta, si los conos
se derriten
al ver el paraíso de tus ojos
A media luz.
Mis ojos danzando, fundiéndose
al impregnarse del etilo,
tiempo no faltaba,
creía ver, sin darme cuenta
de la locura de mi mirar,
de lo lóbrego de la realidad,
la verdadera vida estaba dentro de mí,
Acerbo con etilo desbordante,
Sin ti.

Esperanzado,
Comienza el tumulto,
Caen cuestiones,
Desplome hasta sus rodillas,
Busca la respuesta.
He aquí la pregunta.

¿Enamoraré?

Enmudéceme, ¿Enamoraré al silencio absorbente?
Perdúrame, ¿Convertiré al cielo parte de mi ser?
¿Tendré en mis venas ese aire a ti?

La respuesta tomaba de rehén
a mi esperanza atormentada,
te conocí de primavera,
vestida de flor
con los pétalos mirando
La raíz de su vida.

Cambié el sueño
por la tácita vigilancia eterna,
Preguntándome,
¿Dónde hallaría
las palabras dibujadas
Por tus anocheceres?

Fue furtiva su mirada,
caí retumbando en el absorto corazón respondido,
se tradujo de noche,
cayó la voz inexistente en mis brazos
doblegando a cada deseo fabricado
Los perfumes de su centelleo.

Vocablos enmudecieron,
al percibirme,
al esbozarme,
Cerca de la cosecha invernal.

Tintas vagaban por los menesteres del pliego comunal,
resignado frenesí,
renunciando a su clamor,
Por adiós, por amor.

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