lanotaexaltada

La nota exaltada

Murió, el criminal,
Las campanas redoblaban,
Porvenir habló.

La historia había cambiado,
Perdieron su cordura
Para seguir en su vivir.

Aquel listón

Ese crimen sombrío parezco ser,
aquella ventisca fría donde no hay nacer,
yo nunca quise entender el cielo,
Nunca fui el mar.
Cuando reflejaba las estrellas
tenía en el alma mi crecer,
en la conciencia relampagueaban lágrimas
Cayendo en el suelo mi perdida esperanza.

Es este peso sobre mi alma,
el deseo de llegar a volar,
Cuando siento las alas cortadas.
¿Dime en donde dejé mi listón azul?

Todo comenzó esa noche quebrantada,
no cabían mentiras,
Se veían los cielos llorar por ti.

Nunca te tuve entre mi alma,
cada noche oías de mis miradas
de mi alma esperanzada,
Queriendo tocar tu alma.
Permíteme llegar al cielo de tu corazón,
al menos esta vez,
Que mi electrizante amor llegue a tu interior.

Pero no, el tiempo cruzó,
Dejó dos almas partidas.

Las canciones deliran
Por vernos concentrar
nuestros ojos en una sola fuerza.

No es importante callar,
sino vibrar
Con el delicado sonar del alma.

No fue ese el último día,
tampoco el primero,
uno fue entre tantos,
el que deslumbró el camino
Disparado por este doliente deseo de olvidar.

Sí, Perder en el abismo de la mente
Toda cuestión de melancolía.
Sí, Dejar en extravía
Aquel listón lleno de mar.

Los vieron entre la soledad,
Único medio de regenerar.
Esa señal oculta llena de su ser,
Dolor oculto,
Esperanza prevista.

Aroma a amareto

La pareja joven tenía un ligero toque a amareto,
dícese de aquellos días cuyas almas gritaban el recuerdo.
Tan pronto voló la calma,
se entregaron los deseos al umbral del olvido,
fue tan brusca tu mirada,
Tan ardiente el desdén.
Ironía corría por sus venas,
desaire por sus pulmones,
tanta delicadeza parecía partir
Al licor desnudo.

Envolviendo los encantos,
el olor a amar,
tejía en mis sueños
horizontes distintos a los habituales,
donde la habituación creaba en mis noches lágrimas
sin poder olvidar,
Sin poder crear.
Fue entonces cuando se rompió la copa,
aquella transportando el amareto secreto,
nadie parecía conocer,
todos sigilosos creían
en el perfecto destino
de un amor sin reto,
un amor discreto
envuelto en esa sonrisa pasadiza
Entre tú y yo.

Él enamorado,
callaba su encuentro,
Tenía esperanza diluida en sus venas,
Dice desde lejos,
¡Continuaré!

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